CRÍTICA: "DESIERTO SUR"
Chile, 2007, 100 min.
Dirección: Shawn Garry.
Guión: Trinidad Jiménez.
Elenco: Marta Etura, Carolina Varleta, Alejandro Botto, Héctor Morales, Héctor Noguera, Ernesto Malbran, Carmela Poch, Pedro A. Zlatar.
Sofía es una joven española que al deceso de su madre desarrolla una aguda crisis emocional. A esto se suma la llegada de una reveladora carta, remitida mediante el correo, que su madre envió en vida a Chile. El contenido de la misiva despierta profundas interrogantes en Sofía, quien decide embarcarse en un aventurado viaje al sur del mundo. El destino: un desconocido y remoto pueblo llamado Desierto Sur.
Aunque acá en Antofagasta ya habíamos tenido la suerte de presenciarla en el reciente Festival Internacional de Cine del Norte de Chile, se estrenó por fin en todo el país “Desierto Sur”, dirigida por Shawn Garry, y que cuenta con la particularidad de haber sido filmada mayormente en la II Región del país. Gancho no menor para que la gente poca asidua al cine chileno, asista a verla.
La cinta cuenta la historia de Sofia (Marta Etura), joven española que, tras el deceso de su madre y al leer una carta perdida, decide viajar a Desierto Sur, ciudad ubicada en la II Región de Chile, para cumplir los deseos -hasta ahora ocultos- de su fallecida madre. En el viaje emprendido conoce a Nadia (Carolina Varleta), una joven e inescrupulosa “patiperra” quien la acompaña en su travesía, además de Gustavo (Alejandro Botto), que las encamina por la carretera y quien tiene más de algún secreto por develar. Tres historias que se cruzan en el desierto.
La película, filmada en España y en diversos lugares del norte de nuestro país, es la ópera prima del director Shawn Garry, quien demuestra todo su talento detrás del lente. El relato, guionizado por Trinidad Jiménez, tiene un desarrollo bastante lineal, no por eso menos entretenido. El espectador acompaña a Sofía en cada una de las situaciones que le toca vivir en su viaje por este desconocido país para ella, y todo el agobio emocional que le significa dejar su tierra natal por una herida sentimental que aun no ha logrado cicatrizar.
Interpretaciones sólidas de parte de los protagonistas que cargan con el peso dramático esencial (mención especial para Héctor Morales) y un destacado trabajo de fotografía son los aspectos más positivos del film. Planos imponentes del desierto en su máxima expresión y un uso de colores notable forman un conjunto de preciosas postales. Pero no sólo sobre lo artístico puede mantenerse el film, y es en el argumento en donde la cinta pierde su consistencia, con un exceso de historias paralelas que provocan que el hilo central pierda cada vez más fuerza y no sepamos cuál de los tres personajes principales lleva el control de la narración, desequilibrando la forma y el fondo. Destacar si la increíble banda sonora, a cargo de “Galatea”, banda paralela del bajista de “Lucybell”, Eduardo Caces, que eleva el film y lo carga dramáticamente. Por ahí, nos encontramos con detalles poco creíbles que, para uno que conoce la región y conoce las reales distancias y lugares, nos cuesta aceptar. Que el sector Coloso se conecta con la costanera de Antofagasta en pocos minutos, o que el Ferrocarril Antofagasta-Bolivia sea mostrado y usado en la ficción de una manera jamás vista, pueden restarle veracidad al relato, pero tengamos claros que esa sensación sólo nos puede quedar a nosotros, los antofagastinos.
No deja de ser llamativo para el espectador, la presencia de destacados actores locales, como es el caso de Pedro Zlatar, quien participó con un pequeño papel en la cinta, además de encontrarnos con locaciones y lugares tan reconocidos por los habitantes comunes, como la Plaza Sotomayor, sectores de El Caliche y la Avenida Costanera. En definitiva, un futuro prometedor para Garry, que recién comienza a tomarle el pulso a la cámara para la pantalla grande, pero que ya destaca por su sobriedad y el cuidado trabajo visual que, sin duda, le regala la mística y el profundo sentimiento que transporta a lo largo del film.
Dirección: Shawn Garry.
Guión: Trinidad Jiménez.
Elenco: Marta Etura, Carolina Varleta, Alejandro Botto, Héctor Morales, Héctor Noguera, Ernesto Malbran, Carmela Poch, Pedro A. Zlatar.
Sofía es una joven española que al deceso de su madre desarrolla una aguda crisis emocional. A esto se suma la llegada de una reveladora carta, remitida mediante el correo, que su madre envió en vida a Chile. El contenido de la misiva despierta profundas interrogantes en Sofía, quien decide embarcarse en un aventurado viaje al sur del mundo. El destino: un desconocido y remoto pueblo llamado Desierto Sur.
Aunque acá en Antofagasta ya habíamos tenido la suerte de presenciarla en el reciente Festival Internacional de Cine del Norte de Chile, se estrenó por fin en todo el país “Desierto Sur”, dirigida por Shawn Garry, y que cuenta con la particularidad de haber sido filmada mayormente en la II Región del país. Gancho no menor para que la gente poca asidua al cine chileno, asista a verla.
La cinta cuenta la historia de Sofia (Marta Etura), joven española que, tras el deceso de su madre y al leer una carta perdida, decide viajar a Desierto Sur, ciudad ubicada en la II Región de Chile, para cumplir los deseos -hasta ahora ocultos- de su fallecida madre. En el viaje emprendido conoce a Nadia (Carolina Varleta), una joven e inescrupulosa “patiperra” quien la acompaña en su travesía, además de Gustavo (Alejandro Botto), que las encamina por la carretera y quien tiene más de algún secreto por develar. Tres historias que se cruzan en el desierto.
La película, filmada en España y en diversos lugares del norte de nuestro país, es la ópera prima del director Shawn Garry, quien demuestra todo su talento detrás del lente. El relato, guionizado por Trinidad Jiménez, tiene un desarrollo bastante lineal, no por eso menos entretenido. El espectador acompaña a Sofía en cada una de las situaciones que le toca vivir en su viaje por este desconocido país para ella, y todo el agobio emocional que le significa dejar su tierra natal por una herida sentimental que aun no ha logrado cicatrizar.
Interpretaciones sólidas de parte de los protagonistas que cargan con el peso dramático esencial (mención especial para Héctor Morales) y un destacado trabajo de fotografía son los aspectos más positivos del film. Planos imponentes del desierto en su máxima expresión y un uso de colores notable forman un conjunto de preciosas postales. Pero no sólo sobre lo artístico puede mantenerse el film, y es en el argumento en donde la cinta pierde su consistencia, con un exceso de historias paralelas que provocan que el hilo central pierda cada vez más fuerza y no sepamos cuál de los tres personajes principales lleva el control de la narración, desequilibrando la forma y el fondo. Destacar si la increíble banda sonora, a cargo de “Galatea”, banda paralela del bajista de “Lucybell”, Eduardo Caces, que eleva el film y lo carga dramáticamente. Por ahí, nos encontramos con detalles poco creíbles que, para uno que conoce la región y conoce las reales distancias y lugares, nos cuesta aceptar. Que el sector Coloso se conecta con la costanera de Antofagasta en pocos minutos, o que el Ferrocarril Antofagasta-Bolivia sea mostrado y usado en la ficción de una manera jamás vista, pueden restarle veracidad al relato, pero tengamos claros que esa sensación sólo nos puede quedar a nosotros, los antofagastinos.
No deja de ser llamativo para el espectador, la presencia de destacados actores locales, como es el caso de Pedro Zlatar, quien participó con un pequeño papel en la cinta, además de encontrarnos con locaciones y lugares tan reconocidos por los habitantes comunes, como la Plaza Sotomayor, sectores de El Caliche y la Avenida Costanera. En definitiva, un futuro prometedor para Garry, que recién comienza a tomarle el pulso a la cámara para la pantalla grande, pero que ya destaca por su sobriedad y el cuidado trabajo visual que, sin duda, le regala la mística y el profundo sentimiento que transporta a lo largo del film.
Trailer:
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