MIS MUJERES DE PELÍCULA: MARÍA LUISA MENDONÇA
Película: Corazón Iluminado.
Dirección: Héctor Babenco.
Elenco: Miguel Ángel Solá, Xuxa Lopes, Walter Quiroz, Villanueva Cosse.
Vista en: Abril 2004.
Antes que todo, debo decir que con la realización de esta presente entrega, concluyo mi trilogía personal de musas latinoamericanas (o mejor dicho de habla hispana) comenzada anteriormente con Najwa Nimri y Antonella Costa; y dejé para el final de este tridente de ensueño, a una actriz que literalmente es una creación divina y una de las mujeres más hermosas que haya visto.
La primera vez que vi a María Luisa Mendonça fue a mediados de Enero, en una propaganda de Cinemax que hablaba de Corazón Iluminado, una película de Hector Babenco, el mismo culpable de dirigir El Beso de la Mujer Araña y, posteriormente, Carandiru. La película me pareció interesante de inmediato, pero por cosas del verano (playa, carrete, ocio, etc.), nunca pude sincronizarme para verla en los horarios que la transmitían.
Meses después, caminando por el pasillo hacia la salida principal de la universidad, aparecieron ante mí una seguidilla de carteles con la información sobre un nuevo ciclo de cine que se estaba realizando: “Ciclo Subsuelo presenta” / “Corazón Iluminado” / “Un film de Hector Babenco” / “Miércoles 28 de abril” / “20 hrs.” / “Rincón Estudiantil” / “Entrada liberada”. Sin pensarlo dos veces, estaba aquel miércoles en punto. Cuando llegué, la gente -alrededor de veinte personas- ya estaba sentada y los presentadores, un joven de pelo largo y otro rubio (que supuse eran los que realizaban el ciclo), hacían una breve reseña de la película. Cinco minutos después, comenzó Corazón Iluminado. La película narra inicialmente la historia de Juan Ludz (Walter Quiroz), un joven marplatense de 17 años que sueña con ser director de cine y que se inmiscuye con un grupo de científicos y filósofos que buscan retratar el alma; así conoce a Ana (María Luisa Mendonça), una brasileña con quien se inicia sexualmente, comenzando así a tener una relación extrema y sin límites. Veinte años después, Juan ya adulto (Miguel Ángel Solá) regresa a su ciudad natal convertido en un famoso director de cine; decidido a buscar a Ana, se encuentra con Lilith (Xuxa López) quien le despertará y recordará aquél deseo latente perdido en la juventud.
En la primera escena, María Luisa, con su tierna sonrisa, su nívea piel y sus celestiales ojos azules, me cautivó por completo; sentí ese flechazo de amor a primera vista y esa enajenación entre espectador y personaje de inmediato. Imposible no enamorarse de ella cuando baila y canta mientras cocina para el grupo de científicos y filósofos, ni sus dulces comentarios acerca de Clarita, una especie de amiga imaginaria o alter ego con la que se relaciona. Mención aparte es cuando está encerrada dando vueltas en un cuarto del instituto psiquiátrico y el personaje de Walter Quiroz la mira desde una ventana; es la escena en toda la película donde, personalmente, sale más hermosa… con ese pelito corto y esos hermosos ojitos llorosos.
Durante la hora que dura la primera parte del film, me envolví completamente en la historia y, sobre todo, en los preciosos ojos de María Luisa. Deseé incansablemente que en la segunda parte, apareciera de nuevo, sin embargo, nunca sucedió. La película terminó y, mientras todos comentaban lo excelente del ciclo, se preparaban un café y comenzaban a retirarse del lugar, yo me quedé sentado un momento, pensando y esperando, perdido en aquellos preciosos ojos azules de ensueño.
Dirección: Héctor Babenco.
Elenco: Miguel Ángel Solá, Xuxa Lopes, Walter Quiroz, Villanueva Cosse.
Vista en: Abril 2004.
Antes que todo, debo decir que con la realización de esta presente entrega, concluyo mi trilogía personal de musas latinoamericanas (o mejor dicho de habla hispana) comenzada anteriormente con Najwa Nimri y Antonella Costa; y dejé para el final de este tridente de ensueño, a una actriz que literalmente es una creación divina y una de las mujeres más hermosas que haya visto.
La primera vez que vi a María Luisa Mendonça fue a mediados de Enero, en una propaganda de Cinemax que hablaba de Corazón Iluminado, una película de Hector Babenco, el mismo culpable de dirigir El Beso de la Mujer Araña y, posteriormente, Carandiru. La película me pareció interesante de inmediato, pero por cosas del verano (playa, carrete, ocio, etc.), nunca pude sincronizarme para verla en los horarios que la transmitían.
Meses después, caminando por el pasillo hacia la salida principal de la universidad, aparecieron ante mí una seguidilla de carteles con la información sobre un nuevo ciclo de cine que se estaba realizando: “Ciclo Subsuelo presenta” / “Corazón Iluminado” / “Un film de Hector Babenco” / “Miércoles 28 de abril” / “20 hrs.” / “Rincón Estudiantil” / “Entrada liberada”. Sin pensarlo dos veces, estaba aquel miércoles en punto. Cuando llegué, la gente -alrededor de veinte personas- ya estaba sentada y los presentadores, un joven de pelo largo y otro rubio (que supuse eran los que realizaban el ciclo), hacían una breve reseña de la película. Cinco minutos después, comenzó Corazón Iluminado. La película narra inicialmente la historia de Juan Ludz (Walter Quiroz), un joven marplatense de 17 años que sueña con ser director de cine y que se inmiscuye con un grupo de científicos y filósofos que buscan retratar el alma; así conoce a Ana (María Luisa Mendonça), una brasileña con quien se inicia sexualmente, comenzando así a tener una relación extrema y sin límites. Veinte años después, Juan ya adulto (Miguel Ángel Solá) regresa a su ciudad natal convertido en un famoso director de cine; decidido a buscar a Ana, se encuentra con Lilith (Xuxa López) quien le despertará y recordará aquél deseo latente perdido en la juventud.
En la primera escena, María Luisa, con su tierna sonrisa, su nívea piel y sus celestiales ojos azules, me cautivó por completo; sentí ese flechazo de amor a primera vista y esa enajenación entre espectador y personaje de inmediato. Imposible no enamorarse de ella cuando baila y canta mientras cocina para el grupo de científicos y filósofos, ni sus dulces comentarios acerca de Clarita, una especie de amiga imaginaria o alter ego con la que se relaciona. Mención aparte es cuando está encerrada dando vueltas en un cuarto del instituto psiquiátrico y el personaje de Walter Quiroz la mira desde una ventana; es la escena en toda la película donde, personalmente, sale más hermosa… con ese pelito corto y esos hermosos ojitos llorosos.
Durante la hora que dura la primera parte del film, me envolví completamente en la historia y, sobre todo, en los preciosos ojos de María Luisa. Deseé incansablemente que en la segunda parte, apareciera de nuevo, sin embargo, nunca sucedió. La película terminó y, mientras todos comentaban lo excelente del ciclo, se preparaban un café y comenzaban a retirarse del lugar, yo me quedé sentado un momento, pensando y esperando, perdido en aquellos preciosos ojos azules de ensueño.
Por Pablo Font Rojo.
2 Comentarios: Publicar un comentario
Anónimo (11:01 p. m.)
Yo tambien creo que Maria Luisa es muy bella!
Saludos!
Anónimo (2:25 p. m.)
Yo tambien me enamoré de Ana y de esos ojos...
un abrazo.