jueves, 23 de diciembre de 2010

REVIEWS: “ENTERRADO” (2010)


Por Wladimyr Valdivia W.

“Imaginen a un hombre sentado en el sofá favorito de su casa. Debajo tiene una bomba a punto de estallar. Él lo ignora, pero el público lo sabe. Eso… eso es el suspenso”. Si Hitchcock hubiese tenido la suerte de ver “Buried” antes de definir tan brillantemente su género del cual fue, es y será el amo y señor; sin duda cambiaría de idea.

Dirigida por el español Rodrigo Cortés (“El Concursante”, 2007), filmada en Barcelona y con actores norteamericanos, “Buried” (“Enterrado”) resulta un ejercicio magistral de cómo realizar un trabajo brillante en términos cinematográficos con tan sólo un actor y un par de elementos, y conseguir mantener la tensión en el espectador desde los créditos iniciales hasta el impresionante desenlace.

La cinta nos introduce al personaje principal tras largos minutos de oscuridad absoluta, transportándonos -sin que lo hayamos pedido-, a quizás la situación más desesperante al que cualquier ser humano pudiese ser sometido. Hasta que, gracias a la generosa llama de un encendedor, vemos el rostro desorientado de Paul Conroy (Ryan Reynolds), un transportista norteamericano que trabajaba en Irak, quien tras verse envuelto en un ataque terrorista, despierta semi herido y atrapado en un ataúd de madera que apenas le permite tener un par de centímetros de movimiento. Con él, sólo existe un Zippo, un lápiz y un teléfono celular con escasa batería y menos señal. A partir de aquí, comenzamos a vivir la más claustrofóbica de las sensaciones junto a Paul, que tras minutos de desesperación, consigue comenzar a pensar y a tomar decisiones, sin siquiera saber quién o quiénes son los responsables detrás de su calvario. Una carrera contra el tiempo que lo lleva a ir recopilando antecedentes para poder dar con su propio paradero y así, dar con el contacto vía telefónica que lo ayude escapar.

Filmada en sólo 17 días con apenas dos cámaras, rodando 12 horas diarias y con un presupuesto de tan sólo 3 millones de dólares, el director nos obliga a empezar a seguirle la pista. Esto fundamentalmente por haber realizado una de las películas más angustiantes y que mejor recogen el concepto de “suspenso” dentro del cine contemporáneo. Esto, en contraposición a la cita introductoria del maestro Alfred, ya que en “Buried”, ni nosotros ni el protagonista somos conscientes del por qué, del cómo ni del cuándo; simplemente nos aterramos con la idea de estar en la piel de Conroy y sólo deseamos saber en qué terminará el momento.

Conseguir mantener la tensión durante los 90 minutos de oxígeno que a Paul le restan, saber utilizar una serie de elementos y recursos para no perder el hilo ni la secuencialidad de los hechos -considerando un único escenario y un único actor en pantalla-, entretenernos tanto como desesperarnos, deleitarnos con un guión a la medida y poco pretencioso, una fotografía exquisita y una atmósfera inquietantemente desagradable, son los méritos de este joven director que, con su recién segunda película, se apunta ya como uno de los favoritos por la cartelera iberoamericana. La limitación espacial no es impedimento para que, a través de la escasa luz de una llama y de un celular, el director logre planos poco repetitivos, escenas memorables y tomas en 360° al interior del cajón, donde la música también pasa a ser un elemento esencial a falta de luz, contribuyendo a la estética y a la narrativa de la cinta.

El otro 50% lo pone Ryan Reynolds (“The Green Hornet”, “The Nines”). El actor reconoció que filmar fue una pesadilla, que sufrió varios ataques de pánico durante las grabaciones y que terminó con severas heridas, menos pelo y quemaduras al término de las filmaciones producto del encierro, sin embargo, declaró haber hecho “el papel de su vida”. La frustración, el miedo y la angustia de Paul traspasan la pantalla, y la necesidad provocada en el espectador de estirar las piernas, tomar un respiro y agradecer la posibilidad de respirar, son méritos y puntos a favor de la notable actuación de Reynolds, jamás forzada ni equívoca, alejada de cualquier cliché y siempre al límite entre la dramatización lógica y la contenida desesperación (a ratos) por encontrar minutos de serenidad y poder tomar las decisiones correctas.

Más allá de la particularidad del film y de contar una interesante historia, “Buried” se da el lujo incluso de reflexionar acerca de diversos temas que no dejan de ser parte importante de su contenido. Desde la burocracia y el poco logístico actuar de las unidades de rescate y poder de los EEUU, la efímera existencialidad del ser y hasta el comportamiento humano ante situaciones de extrema supervivencia, son tópicos abordados con delicadeza pero excesiva profundidad.

Si queremos leer entre líneas, podemos incluso ver enfrentada la analogía y la modernidad, al contraponer la naturalidad y cotidianeidad de elementos mínimos como la madera, un lápiz o un poco de arena, versus la acabada tecnología de un aparato Blackberry que, en momentos como este, queda desnuda tan sólo quitándole un par de líneas de cobertura y otras tantas de batería, perdiendo absoluta funcionalidad. Cabe destacar que las referencias religiosas no están presentes en ningún momento dentro del film, con lo que el guión renuncia a tópicos convencionales, dándole prioridad a la búsqueda de soluciones terrenales para la desesperación del momento, sumándole veracidad con esto al desarrollo de los hechos.

Aunque generalmente evito sobrevalorar los films, y con el mayor esfuerzo por conseguir la perfecta objetividad, puedo decir que “Buried” es sin duda pieza clave dentro del nuevo cine de suspenso psicológico, y que tiene los méritos suficientes para convertirse en un experimento cinematográfico digno de ser estudiado.

“El público debe sufrir tanto como sea posible”, profetizó Hitchcock, y bien de eso entenderá Cortés.


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Ficha Técnica:
España, 93 min., 2010
Título Original: “Buried”.
Director: Rodrigo Cortés.
Guión: Chris Sparling.
Elenco: Ryan Reynolds, José Luis García, Robert Paterson.


Trailer subtitulado:

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