sábado, 29 de diciembre de 2007

COMENTARIO: CACHÉ

Francia/Austria, 2005, 115 min.
Título Original: Caché.
Dirección: Michael Haneke.
Guión: Michael Haneke.
Elenco: Daniel Auteuil, Juliette Binoche, Maurice Bénichou, Annie Girardot, Lester Makedonsky, Daniel Duval, Bernard Le Coq.

Georges, de profesión periodista, empieza a recibir vídeos,grabados a escondidas en la calle en los que se le ve con su familia, acompañados por extraños e inquietantes dibujos difíciles de interpretar. No sabe quién se los manda. Poco a poco, el contenido de los vídeos se hace más personal. Georges empieza a pensar que se trata de alguien que le conoce desde hace mucho tiempo. Siente que tanto él como su familia están amenazados. Por desgracia, dicha amenaza no es explícita y la policía rehúsa a tomar cartas en el asunto.


Para hablar de Caché, necesariamente debemos referirnos a su director y su particular forma de hacer y ver el cine. En pocas palabras, Michael Haneke (Funny Games, La Pianista), alemán, se caracteriza por ahondar en los más oscuros rincones de la condición humana, haciendo trascender el fondo por sobre la imagen y dejando de lado por momentos grandes técnicas cinematográficas, para dar paso a lo cerebral y reflexivo. Un estilo bastante propio, del cual Lars Von Trier (Dancer in the Dark, Dogville), a estas alturas, puede ser considerado un precursor.

Caché cuenta la historia de Georges (Auteuil) y Anne (Binoche), un respetado intelectual conductor de un programa de televisión y su exitosa mujer, y el hijo. Una pareja de clase media acomodada que comienza a recibir extrañas cintas de VHS en donde se ve la fachada de su propia casa durante horas y horas, sin mensaje explícito alguno. Estas cintas vienen acompañadas de dibujos, hechos aparentemente por la mano de un niño, con claros mensajes gráficos de amenazas de muerte. Luego de recibir una serie de videos, Georges comienza a sacar conclusiones, lo que lo lleva a dudar de un único sospechoso. Un hombre de Argelia, cuyos padres eran parte de la servidumbre de los padres de Georges en su infancia, a los cuales tras serios conflictos políticos y de simple intolerancia, los traicionaron, dejando a este niño abandonado, y luego de hombre, crecer solo, motivo por el cual ahora estaría cobrando venganza en contra de Georges, en nombre de sus propios padres.

Quizás el tema puede sonar rebuscado, transgresor, políticamente desgastado para quienes acostumbran ver cine reflexivo. Pero no lo es, si repasamos la historia de Oriente y recordamos que hace 40 años Argelia luchaba por lograr su independencia, y cuyo conflicto terminó con la matanza de miles de Argelinos en las manos de Francia. Lo que significó, y significa hasta el día de hoy, la interminable discriminación de países europeos para con los procedentes del Medio Oriente. Así tal cual.

En un comienzo, la cinta parece llevarnos por el camino del enigma, del gran misterio de quién es la persona que envía estos videos y tiene aterrorizada a la familia, y por qué lo hace. Pero al transcurrir los minutos, el problema se hace menos importante, para sumergirnos en la historia de un hombre francés que, representando de alguna manera a su país, no concibe el arrepentimiento, y vuelve a humillar y amenazar al mismo niño de hace 40 años atrás, ahora convertido en mayor.

Una historia de violencia y conciencia social, de dramas personales y culpas, mostrada de manera sutíl y escrita de manera brillante por alguien que se caracteriza por tratar temas complejos, pero expuestos de manera simple y comprensibles para cualquier tipo de espectador.

Con ausencia casi absoluta de música y con un excesivo uso de planos largos y generales (notable como se nos muestran los VHS de las amenazas en pantalla completa, confundiéndonos entre la imagen real del video con la ficción propia de la película, haciéndonos sentir ser un observador intruso más), Haneke nos muestra una historia sencilla, pero trascendental a la vez.

Quizás, si queremos hilar fino una vez terminada la película, podemos sacar nuestras propias conclusiones, discutir la verdadera identidad del hombre tras la amenaza, detenernos en detalles, en la supuesta infidelidad de la protagonista, adelantar y retroceder la cinta, analizar cuadro por cuadro la escena final de la película y descubrir más de alguna situación reveladora… no sé, comernos la cáscara. Pero Haneke sabe de qué se trata todo esto, y dejando en el aire diversas interrogantes, nos transporta por los mares de la incomunicación humana, las mentiras y la poca capacidad de tolerar y saber perdonar. Apelando a la memoria histórica, nos repite lo mismo que nos enseñaron cuando niños: las vitaminas las encontramos en las semillas.. en el centro… en el corazón.

Por Wladimyr Valdivia Westphal.


Trailer:

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