MIS HOMBRES DE PELÍCULA: CLINT EASTWOOD
Dirección: Clint Eastwood.
Guión: Richard LaGravenese, basado en la novela de Robert James Waller.
La vez en la que apareció Clint Eastwood en mi vida fue con "Dirty Harry" (1971). La verdad, es que estaba llena de incredulidad sobre lo que veía en la pantalla. Me era imposible soportar su personaje. No cabía en mi mente el hecho de que una película tan similar a una pornográfica en términos de contenido y de la sobreactuación de sus protagonistas había causado tanto revuelo en su época. Que me perdone algún semental que lea estas líneas si ofendo su integridad, pero el inspector Harry Callahan representaba fielmente en pantalla los repetidos y obsoletos deseos que todo hombre ha continuado buscando durante años y años de evolución -cierto Alice? Años y años de evolución para nada?-. Y claro está, taché a "Dirty Harry" de inmediato, y junto con él a quién le dio vida. Con el tiempo, me daba cuenta de que no había sido una opción muy inteligente ya que mi capacidad y criterio para juzgar el profesionalismo de este actor eran bastante limitados. Así fue como me autoricé a verlo por segunda vez en pantalla. Cuando en "The Good, the Bad and the Ugly" (1966) movió atractivamente esa especie de abrigo que vestía y se apresuró a salvar de forma anónima a su feo amigo Tuco (Eli Wallach) en pleno desierto, creo que logró aminorar ese veto impuesto erróneamente en un principio. Las razones para ello me resultaron más que obvias en ese minuto, y creo que estarían hombres y mujeres de acuerdo conmigo si observaran por un segundo a este hombre de 30 años que asombraba en los sesentas con su trilogía del dólar. Bueno, ahí me detuve. Creo que ya era suficiente tiempo con un solo tipo y probé otras cosas… hasta que apareció nuevamente… Clint Eastwood y Robert Kincaid.
Estas son las principales líneas de una historia en la que Clint Eastwood, dejando el sombrero y las armas de lado, logra personificar a un verdadero hombre al cual le da un toque de sabiduría brillante. Robert demuestra perfectamente cómo el mundo lo ha afectado de diversas formas llevándolo a amar a todos y a nadie en especial. Un nómade sin rumbo definido ni obstáculos posibles que puedan interferir en su deseo de conocer cada rincón del planeta, es el encargado de enseñarle a Francesca todo aquello que no se aprende dentro de un hogar. Las ganas con la que goza su libertad, el ánimo con que ha intentado librarse de tener una vida normal formando una familia y criando hijos y que él mismo define como hipnotismo americano, lo convierten en un personaje realmente interesante y digno de cautivar la atención de quien sea con sólo pasar un momento junto a su lado.
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Pablo Font Rojo (12:49 a. m.)
Así se enamoran los verdaderos hombres... discrepo en lo de Harry Callahan y eso que no soy para nada un semental.