COMENTARIO: EL OJO DEL MAL

EEUU, 2008, 97 min.
Título Original: The Eye.
Dirección: David Moreau y Xavier Palud.
Guión: Sebastian Gutierrez; basado en el guión de los hermanos Pang.
Elenco: Jessica Alba, Alessandro Nivola, Parker Posey, Rade Serbedzija, Fernanda Romero, Rachel Ticotin, Obba Babatundé, Danny Mora, Chloë Grace Moretz.

Sydney Wells (Jessica Alba) es una violinista ciega que se somete a un trasplante de córnea para recuperar la visión. Tras la operación, Sydney empieza a tener unas terribles y sobrecogedoras visiones que la llevan a investigar quién fue su donante. Con ayuda del Dr. Faulkner (Alessandro Nivola), quien en un principio cree que todo es fruto de su imaginación, Sydney se adentrará en un mundo terrorífico que sólo ella puede ver.


Un nuevo remake de una cinta de terror japonesa llegó por estos lados. Tras el éxito de El Aro (2002) y El Grito (2004), la fórmula se repite ahora con El Ojo del Mal (o "Visiones" en otros países), original de los hermanos Pang, esta vez dirigida por David Moreau y Xavier Palud. La historia se centra en Sydney Wells, una violinista ciega que se somete a un trasplante de córnea para recuperar la visión. Tras la operación, ella comienza a tener terribles visiones que la llevan a investigar, junto a su doctor, a quien pertenecieron sus ojos anteriormente y qué es lo que intentan decirle estas extrañas visiones.

Casi perfectamente idéntica con su versión original (la cual es considerada uno de los 5 referentes del cine de terror oriental, junto con Ringu, Ju-On y Dark Water), aunque en esta oportunidad los recuerdos de la protagonista nos trasladan a tierras mexicanas a diferencia de la otra, la cinta es una película de “horror” y sustos facilistas que logra sostenerse sobre una historia relativamente sólida y un guión sencillo y práctico para este tipo de efectos. El ejercicio de adaptar películas de este género -que tan bien saben hacerlo en el cine oriental- y llevarlo a nuestra occidental visión, resulta fácil no sólo porque se copia una fórmula ya probada y aprobada con anterioridad, sino también porque después de estar tan acostumbrados al terror adolescente de rubias y rugbistas arrancando de un muerto en vida lleno de sangre, cualquier intento de nuevas apuestas se agradecen, aunque sean malas copias. Y digo “nuevas apuestas” porque mal que mal, la historia tiene cierta originalidad, originalidad que en absoluto se la debemos a los productores de este nuevo remake.

Jessica Alba vuelve a un papel protagónico con una interpretación que no deslumbra, aunque logra escasamente darle la credibilidad a una trama en donde cada 10 minutos se encuentra con fantasmas que intentan ayudarla a comprender qué es lo que le está sucediendo luego de su transplante. A diferencia de la original, la cinta no logra compenetrar al espectador ni se acerca a crear la perturbadora atmósfera que si logra la original, ya que el grado de tensión que alcanza la versión nipona es mucho más escalofriante, y a ratos, el excesivo uso de efectos especiales, más que ayudarnos a entender qué es lo que vive la protagonista, hacen más complicado el desarrollo y comprensión de la historia. La comparación es inevitablemente necesaria.

Grandes películas han sido hechas de nuevo logrando grandes resultados, incluso superando en algunos casos a la primitiva, pero cuando claramente el objetivo es comercial por sobre el artístico, lo único que se consigue en este caso es opacar un trabajo original de calidad como lo es Jian Gui (2002), en donde confiados en que el público general no conozca la película en la cual se basó la copia, terminan por desgastar el género y, de paso, fundar uno nuevo: “Mal remake de terror oriental”.

PD: En nuestra página, las críticas se encuentran en versión extendida y no llevan nota como acostumbro hacerlo en “El Mercurio” los sábados y lunes (pasando el dato...). Aquí, la nota la ponen ustedes.


Por Wladimyr Valdivia Westphal.


Trailer: