CINERATURA: “LA LEYENDA DEL PIANISTA EN EL OCÉANO”
Libro: Novecento, La Leyenda del Pianista en el Océano. (Novecento)
Autor: Alessandro Baricco.
Año: 1994.
Escribir una columna sobre esta novela, y específicamente sobre esta película, es para mí un privilegio y un placer. Lejos es una de mis cintas favoritas y, hasta hace un par de semanas, ni siquiera sabía que estaba basada en un libro. Fue mi amigo Sebastián Díaz -más conocido en la urbe antofagastina como “Negro Díaz”- quien me habló de una novela sobre un pianista que vivía en un barco y nunca se había bajado de él, “¿La leyenda de 1900?, esa es una película de Giusseppe Tornatore” le dije. Me respondió que sí la conocía, pero que leyó el libro y le encantó. A los dos días y sin haberle dicho algo, llegó a mi casa con la novela bajo el brazo para que la leyera. Obviamente, no pude resistirme a tal tentación.
Narrada como un monólogo teatral (pero que el mismo Alessandro Baricco la considera una novela corta o un relato largo surgido de su novela anterior, “Océano mar”), “Novecento” es la increíble historia de Dany Boodman T. D. Lemon Novecento, el mejor pianista de todos los tiempos que siempre vivió a bordo del trasatlántico “Virginian” y del cual nunca se bajó; fue hallado recién nacido por un maquinista dentro de una caja sobre un piano de cola y llamado así en honor al año que fue encontrado (1900). Las sorprendentes y extraordinarias melodías que Novecento es capaz de crear sin partituras le hacen acreedor de una fama sin igual; tal es su popularidad que existe gente que compra pasajes en el crucero sólo para oírlo tocar. De hecho, el mismo creador del jazz, Jelly Roll Morton, sube al barco para desafiarlo a un singular duelo de pianistas. La novela, al igual que la película, está narrada desde el punto de vista de Tim Tooney (en el film llamado Max Tooney), un trompetista que audiciona para ser parte de la banda del trasatlántico, allí conoce a Novecento y se hacen grandes amigos.
Sin lugar a dudas es una magnífica historia llevada al cine casi milimétricamente por Tornatore y protagonizada por Tim Roth. De hecho, mi único problema fue que mientras leía la novela repasaba mentalmente las escenas del film y con cada personaje venían a mi mente las caras de los actores que los interpretan (problema recurrente cuando se ve la película antes que leer el libro).
Sin embargo, debo ser sincero con la gente que lee esta columna y contarles que la única gran diferencia que tiene el libro con la película es lo que más duele. ¿Por qué digo esto? Porque -y pongo las manos al fuego- la mejor escena del film, lejos, es la escena de la grabación del disco. En ella, Novecento está grabando improvisadamente el único registro que existe de su música mientras ve caminar por unas claraboyas a una muchacha de la cual se enamora a primera vista. La escena es tan hermosa y sutil que es imposible no enamorarse también. Esta escena no existe en el libro, todo es invento de Tornatore, nunca existió una muchacha ni tampoco un disco. Por lo tanto, se le agradece enormemente al director por esta joyita que queda impregnada en la retina del espectador. Pero como dije anteriormente, todo lo demás es una fiel adaptación: la infancia dentro del barco, el piano bailando en la tormenta, el duelo con Jelly Roll Morton, el fallido descenso del barco… el encuentro y conversación final entre Tooney y Novecento. Un excelente libro y una gran película que funcionan tanto independientemente como en conjunto; un logro para nada menor.
Autor: Alessandro Baricco.
Año: 1994.
Escribir una columna sobre esta novela, y específicamente sobre esta película, es para mí un privilegio y un placer. Lejos es una de mis cintas favoritas y, hasta hace un par de semanas, ni siquiera sabía que estaba basada en un libro. Fue mi amigo Sebastián Díaz -más conocido en la urbe antofagastina como “Negro Díaz”- quien me habló de una novela sobre un pianista que vivía en un barco y nunca se había bajado de él, “¿La leyenda de 1900?, esa es una película de Giusseppe Tornatore” le dije. Me respondió que sí la conocía, pero que leyó el libro y le encantó. A los dos días y sin haberle dicho algo, llegó a mi casa con la novela bajo el brazo para que la leyera. Obviamente, no pude resistirme a tal tentación.
Narrada como un monólogo teatral (pero que el mismo Alessandro Baricco la considera una novela corta o un relato largo surgido de su novela anterior, “Océano mar”), “Novecento” es la increíble historia de Dany Boodman T. D. Lemon Novecento, el mejor pianista de todos los tiempos que siempre vivió a bordo del trasatlántico “Virginian” y del cual nunca se bajó; fue hallado recién nacido por un maquinista dentro de una caja sobre un piano de cola y llamado así en honor al año que fue encontrado (1900). Las sorprendentes y extraordinarias melodías que Novecento es capaz de crear sin partituras le hacen acreedor de una fama sin igual; tal es su popularidad que existe gente que compra pasajes en el crucero sólo para oírlo tocar. De hecho, el mismo creador del jazz, Jelly Roll Morton, sube al barco para desafiarlo a un singular duelo de pianistas. La novela, al igual que la película, está narrada desde el punto de vista de Tim Tooney (en el film llamado Max Tooney), un trompetista que audiciona para ser parte de la banda del trasatlántico, allí conoce a Novecento y se hacen grandes amigos.
Sin lugar a dudas es una magnífica historia llevada al cine casi milimétricamente por Tornatore y protagonizada por Tim Roth. De hecho, mi único problema fue que mientras leía la novela repasaba mentalmente las escenas del film y con cada personaje venían a mi mente las caras de los actores que los interpretan (problema recurrente cuando se ve la película antes que leer el libro).
Sin embargo, debo ser sincero con la gente que lee esta columna y contarles que la única gran diferencia que tiene el libro con la película es lo que más duele. ¿Por qué digo esto? Porque -y pongo las manos al fuego- la mejor escena del film, lejos, es la escena de la grabación del disco. En ella, Novecento está grabando improvisadamente el único registro que existe de su música mientras ve caminar por unas claraboyas a una muchacha de la cual se enamora a primera vista. La escena es tan hermosa y sutil que es imposible no enamorarse también. Esta escena no existe en el libro, todo es invento de Tornatore, nunca existió una muchacha ni tampoco un disco. Por lo tanto, se le agradece enormemente al director por esta joyita que queda impregnada en la retina del espectador. Pero como dije anteriormente, todo lo demás es una fiel adaptación: la infancia dentro del barco, el piano bailando en la tormenta, el duelo con Jelly Roll Morton, el fallido descenso del barco… el encuentro y conversación final entre Tooney y Novecento. Un excelente libro y una gran película que funcionan tanto independientemente como en conjunto; un logro para nada menor.
Finalmente, puedo decir que “La Leyenda del Pianista en el Océano” es un libro que sorprende por su sencillez (no tiene más de cien páginas) y aún así impacta por su profundidad. Un relato que con cada palabra estremece y hace valorar mejor el tomar decisiones y el vivir momentos. Una historia que para algunos puede parecer pesimista a ratos, pero que sin duda llega hasta el más profundo océano y conmueve hasta el más duro de los corazones.
Por Pablo Font Rojo.
Trailer:
1 Comentarios: Publicar un comentario
Anónimo (8:22 a. m.)
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