COMENTARIO: P2, EL NIVEL DEL PÁNICO
EEUU, 2007, 98 min.
Título Original: Parking 2.
Dirección: Franck Khalfoun.
Guión: Alexandre Aja y Franck Khalfoun.
Elenco: Wes Bentley, Rachel Nichols, Simon Reynolds, Philip Akin, Philip Williams.
Es vísperas de Navidad y Angela trabaja hasta tarde. Cuando va hacia el parking 2, el coche no funciona y el guardia, Thomas, medio en broma le dice que si quiere cenar con él. Ella le sonríe y sube a buscar un taxi, pero las puertas del edificio están cerradas. Thomas la asalta por sorpresa y la duerme con cloroformo encadenándola a una mesa dispuesta para una cena de gala...Angela intentará escapar por todos los medios del P2.
Algo pasa con los que asignan los títulos en español para las películas que se exhiben en Chile. Cuando una cinta se lo merece y corresponde mantener el significado original, inventan lo peor creyendo que será más atrayente; pero cuando se trata de un bodrio sin pies ni cabeza, llegan a cartelera con el nombre original. Es el caso de P2, cinta de suspenso que llega a nuestros cines y sin que nadie la hubiera pedido.
Es nochebuena -como les gusta decir por allá- y Angela (Rachel Nichols) sale tarde del trabajo. Cuando se dispone a salir por el estacionamiento, su auto no arranca y recurre a Thomas (Wes Bentley), el único guardia que queda en el edificio. Tras intentar recibir su ayuda y cuando se disponía a salir, es dormida con cloroformo. Minutos después despierta vestida de noche, encadenada y sentada frente a Thomas, para pasar una noche a la luz de las velas y cenar un pavo navideño. A partir de este argumento, comenzamos a vivir la desesperación de Angela por arrancar con vida de las manos de este guardia de tranquila apariencia, quien tiene el control de cada una de las cámaras, ascensores y puertas del edificio, que controla desde el segundo subterráneo, el P2.
Con cierto nivel de molestia escribo estas líneas, pero es necesario. De manos del novato director Franck Khalfoun, P2 nos subestima creyendo que no tenemos idea de cine. Su apuesta se basa en dos estereotipos que cada vez se gastan más y más: una hermosa y desesperada rubia (perdón rubias, pero yo no las estigmaticé) que pide ayuda arrancando de un extraño pretendiente; y un psicópata que intenta confundirnos a partir de sus buenos sentimientos hacia la chica, pero que no es más que un asesino sin grandes motivos para serlo. Un ejercicio (o mal intento de ejercicio) acerca del miedo que se puede llegar a tener al quedarnos atrapados en la oscuridad sin ninguna salida que el propio director comentó “no pretendíamos traumatizar a nadie”. Tranquilo Franck, por acá todo sigue igual que antes.
Un film que a ratos sólo queremos que termine, independiente de cual vaya a ser su desenlace. Situaciones absurdas que nadie cometería cuando la vida está en peligro (o quizás sólo Angela), interpretaciones que bordean lo patético y un argumento excesivamente lineal, es todo lo que vemos durante los 100 minutos de película, que por cierto, es producida por Alexander Aja (culpable de El Despertar del Diablo, remake del clásico de Wes Craven), director reconocido en el género y con suficientes “lucas” para lograr que la tengamos en nuestra ciudad. Algo entretiene, algo nos pone tensos esperando que alguien llegue a salvar a Angela, pero finalmente sucumbe en el peor de los olvidos, y ni su espectacular título la puede salvar. Un trabajo 100% desechable que, ni siquiera nuestro innovador sistema Municipal de basura, podría soportar.
Por Wladimyr Valdivia Westphal.
Trailer:
Título Original: Parking 2.
Dirección: Franck Khalfoun.
Guión: Alexandre Aja y Franck Khalfoun.
Elenco: Wes Bentley, Rachel Nichols, Simon Reynolds, Philip Akin, Philip Williams.
Es vísperas de Navidad y Angela trabaja hasta tarde. Cuando va hacia el parking 2, el coche no funciona y el guardia, Thomas, medio en broma le dice que si quiere cenar con él. Ella le sonríe y sube a buscar un taxi, pero las puertas del edificio están cerradas. Thomas la asalta por sorpresa y la duerme con cloroformo encadenándola a una mesa dispuesta para una cena de gala...Angela intentará escapar por todos los medios del P2.
Algo pasa con los que asignan los títulos en español para las películas que se exhiben en Chile. Cuando una cinta se lo merece y corresponde mantener el significado original, inventan lo peor creyendo que será más atrayente; pero cuando se trata de un bodrio sin pies ni cabeza, llegan a cartelera con el nombre original. Es el caso de P2, cinta de suspenso que llega a nuestros cines y sin que nadie la hubiera pedido.
Es nochebuena -como les gusta decir por allá- y Angela (Rachel Nichols) sale tarde del trabajo. Cuando se dispone a salir por el estacionamiento, su auto no arranca y recurre a Thomas (Wes Bentley), el único guardia que queda en el edificio. Tras intentar recibir su ayuda y cuando se disponía a salir, es dormida con cloroformo. Minutos después despierta vestida de noche, encadenada y sentada frente a Thomas, para pasar una noche a la luz de las velas y cenar un pavo navideño. A partir de este argumento, comenzamos a vivir la desesperación de Angela por arrancar con vida de las manos de este guardia de tranquila apariencia, quien tiene el control de cada una de las cámaras, ascensores y puertas del edificio, que controla desde el segundo subterráneo, el P2.
Con cierto nivel de molestia escribo estas líneas, pero es necesario. De manos del novato director Franck Khalfoun, P2 nos subestima creyendo que no tenemos idea de cine. Su apuesta se basa en dos estereotipos que cada vez se gastan más y más: una hermosa y desesperada rubia (perdón rubias, pero yo no las estigmaticé) que pide ayuda arrancando de un extraño pretendiente; y un psicópata que intenta confundirnos a partir de sus buenos sentimientos hacia la chica, pero que no es más que un asesino sin grandes motivos para serlo. Un ejercicio (o mal intento de ejercicio) acerca del miedo que se puede llegar a tener al quedarnos atrapados en la oscuridad sin ninguna salida que el propio director comentó “no pretendíamos traumatizar a nadie”. Tranquilo Franck, por acá todo sigue igual que antes.
Un film que a ratos sólo queremos que termine, independiente de cual vaya a ser su desenlace. Situaciones absurdas que nadie cometería cuando la vida está en peligro (o quizás sólo Angela), interpretaciones que bordean lo patético y un argumento excesivamente lineal, es todo lo que vemos durante los 100 minutos de película, que por cierto, es producida por Alexander Aja (culpable de El Despertar del Diablo, remake del clásico de Wes Craven), director reconocido en el género y con suficientes “lucas” para lograr que la tengamos en nuestra ciudad. Algo entretiene, algo nos pone tensos esperando que alguien llegue a salvar a Angela, pero finalmente sucumbe en el peor de los olvidos, y ni su espectacular título la puede salvar. Un trabajo 100% desechable que, ni siquiera nuestro innovador sistema Municipal de basura, podría soportar.
Por Wladimyr Valdivia Westphal.
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