COMENTARIO: DOGVILLE

Dinamarca/EEUU, 2003, 177 min.
Título Original: Dogville.
Dirección: Lars Von Trier.
Guión: Lars Von Trier.
Elenco: Nicole Kidman, Paul Bettany, Ben Gazzara, James Caan, Lauren Bacall, Chloë Sevigny, Stellan Skarsgard & Phillip Baker Hall.

Grace (Kidman) es una fugitiva, quien llega de manera fortuita a un pueblo perseguida por un grupo de gangsters, en busca de asilo. Tom Edison (Bettany), escritor y vocero del pueblo, será quien consiga que Grace sea aceptada por sus habitantes, pero sólo si a cambio, ella realiza pequeños servicios a cada uno de ellos.

Quizás este argumento suene tan o más trillado que muchos guiones efectistas que vomita la gran industria hollywoodense. Dogville no es el caso por una sencilla razón: su director es Lars Von Trier, y como a él le debemos exigir cada vez más, aquí nos entrega un postulado de principios, una fábula moral acerca de la naturaleza humana, que la presenta, por supuesto, con un lenguaje cinematográfico propio, único, sin precedentes, y fuera de todos los cánones de lo tradicionalmente visto.

Von Trier, director danés (Rompiendo las Olas, Los Idiotas, Bailar en la Oscuridad), precursor del movimiento fílmico “Dogma 95” y acostumbrado a romper los moldes visuales y mostrarnos la esencia del ser tal como es, nos hace partícipes de un relato durante casi 3 horas –contado en 1 prólogo y 9 capítulos- que ahonda en las fortalezas y debilidades del ser humano, a través de una inocente prófuga quien lleva oculto más que un simple secreto, y un pueblo mezquino, egoísta (¿o debo decir humano?), de tan sólo 13 habitantes –personajes definidos a cabalidad e interpretados perfectamente- quienes terminaran convirtiéndose en la real amenaza.

Pero sin duda, la particularidad del film pasa por su puesta en escena que, bebiendo del teatro épico de Bertolt Brecht, se reduce a tan sólo un escenario estilo maqueta, en donde las casas se limitan a una línea pintada en el suelo, delimitando las paredes y puertas, y donde en complicidad absoluta con el espectador (y poniéndonos a prueba, por cierto), debemos construir el entorno en el cual se mueven los actores, y concentrar toda nuestra atención en ellos, haciendo innecesario lo que no se ve… El resultado: Una obra maestra y 6 semanas de rodaje continuado en donde a los actores se les dispuso un confesionario con cámara en “rec” las 24 hrs. para desahogarse (material de culto incluido en la versión especial en DVD, donde podemos ver a una Lauren Bacall destrozada con ganas de salir corriendo…. uff!).

Considerada por el mismo autor como “una fusión entre el cine, el teatro y la literatura”, Dogville, (primera película de una trilogía denominada “América, país de las oportunidades” en una clara e irónica alusión a EEUU y el pragmatismo norteamericano) es un elogio constante a la inteligencia del espectador, donde el contenido y el mensaje van más allá de lo visual –aunque cueste creerlo-, donde la coherencia del relato nos revela la estupidez humana a destajo, y “Young Americans” de David Bowie en los créditos finales terminará por contagiarnos de nuestra propia enfermedad: el SER humano.

(Wladimyr Valdivia W.)



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